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22 ¡Que Dios me maldiga si uno de sus hombres queda vivo mañana por la mañana!».

23 Cuando Abigaíl vio a David, se desmontó e hizo una reverencia delante de él.

24 ―Señor, yo cargo con toda la culpa en esto —dijo postrada a sus pies—. Te ruego que escuches lo que quiero decirte.

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